Retro: WW2, Camuflaje del Kremlin
Les traemos este interesante artículo de como el camuflaje, utilizado de forma efectiva no solo sirve para los operadores e el campo, sino que también puede hacer prácticamente invisibles estructuras.
Durante la Operación Barbarossa, Las fuerzas Alemanas invadían Rusia. Al mismo tiempo una campaña de bombardeos a Moscú suponía destruir la capital rusa y con ella, el emblemático Kremlin. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Kremlin salió ileso a ocho ataques aéreos. 15 bombas aéreas de distintos tipos, más de 150 incendiarias cayeron sobre la fortaleza medieval de Moscú durante la guerra. Pero el Kremlin no sufrió daños importantes. ¿Cómo pudo lograrse esto?
Fue uno de los mayores engaños militares de nuestro tiempo, involucrando a cientos de miles de ciudadanos de Moscú. ¿Cómo diablos lograron los rusos ocultar el Kremlin de los bombardeos nazis?
Nikolái Spiridónov, comandante del Kremlin de Moscú de 1938 a 1953, se preocupó por la seguridad del Kremlin desde los primeros días de la guerra. El Kremlin no sólo era la ciudadela del Gobierno soviético, sino también un símbolo espiritual del país. Así que Spiridónov envió un mensaje secreto al Comisario del Pueblo para Asuntos Internos, el infame Lavrenti Beria, quien ordenó el inicio de la operación destinada a camuflar el Kremlin de inmediato.
La tarea no fue fácil, pues implicó esconder 28 hectáreas cuadradas de territorio a plena vista, incluyendo edificios altos, como las torres del Kremlin y el campanario de Iván el Grande. El 22 de julio de 1941, una bomba alemana de 250 kg impacto contra el palacio del Kremlin pero no explotó.
Todas las torres del Kremlin fueron pintadas de nuevo con diferentes colores y cubiertas con estructuras de madera. Todos los tejados dentro del Kremlin se pintaron de marrón oxidado para que para que no se pudiesen diferenciar de los techos típicos de Moscú. Los terrenos del Kremlin, pavimentados con adoquines, fueron cubiertos con arena. Se extendieron tiendas de campaña pintadas para que parecieran tejados sobre los jardines del Kremlin, y las fachadas de los edificios también recibieron nuevos colores para confundir a los pilotos alemanes.
El ingenioso plan fue ideado por Borís Iofán, el arquitecto soviético más prominente y próspero de la época.
Uno de los principales objetivos para el enemigo era el mausoleo de Lenin. Se ocultó bajo una gigantesca cubierta de madera cuadrada, para que pareciera un edificio cualquiera. El cuerpo de Lenin fue trasladado lejos de la capital y regresó a ella sólo en 1945.
Para abril de 1942, los ataques aéreos alemanes habían destruido 19 fábricas y plantas industriales (316 dañadas), 69 edificios municipales (110 dañados), 226 viviendas (641 dañadas) y se habían perdido más de 2.000 vidas. El bando alemán perdió casi 1.400 bombarderos sobre Moscú. Por suerte, esta fue la última vez que Moscú estuvo en peligro.
Tomado de Russia Beyond – www.rbth.com
Sin dejar de mencionar que durante la Batalla de Moscú, los civiles, en su mayoría niños y adolescentes, formaban parte cuerpo de bomberos voluntarios, que se encargaban sobre todo de detectar las bombas incendiarias y apagarlas antes de que enciendan los edificios.